Los crímenes de Laura:
Un pacto entre caballeros.
Nivel de violencia: Bajo
Aviso a navegantes: La
serie “Los crímenes de Laura” contiene algunos fragmentos con mucha violencia explícita.
Estos relatos conforman una historia muy oscura y puede resultar desagradable a
los lectores. Por lo tanto, todos los relatos llevarán un aviso con el nivel de
violencia que contienen:
-Nivel de violencia
bajo: El relato no contiene más violencia de la que puede ser normal en un relato
cualquiera.
-Nivel de violencia
moderado: El relato es duro y puede ser desagradable para gente sensible.
-Nivel de violencia
extremo: El relato contiene gran cantidad de violencia explícita, sólo apto
para gente con buen estómago.
El teniente de la Guardia Civil, Xavier Xacón, volvió a
darse la vuelta sobre sí mismo, enrollándose en las sábanas y arrebatándoselas
a su acompañante. No podía dormir. Llevaba un muy mal día. De hecho, llevaba
una muy mala semana.
-¿Estás bien? –preguntó el hombre que intentaba conciliar el
sueño a su lado-. No paras de moverte. ¡Devuélveme la sábana!
-Lo siento… Estoy… preocupado –contestó, desenrollándose,
para quedar tumbado con la mirada perdida en el techo.
-¿Qué te pasa, mi amor? –dijo el hombre incorporándose y acercando
sus labios a los de Xavier.
-Cosas del trabajo… Cosas del pasado –respondió, tanto a la
pregunta como al beso tierno entregado con dulzura por su amante.
-No puedes vivir en el pasado.
-Lo sé. Lo que pasa es que siempre he sido consciente de que
algún día… Sabes que he tenido que hacer cosas para ocultar mi… condición.
-¿Qué condición? Tú no eres de ninguna condición –replicó el
hombre, apartándose de Xavier y frunciendo el ceño.
-Perdona… Sabes lo que quiero decir. Aún ahora mismo no hay un
solo gay en la Guardia Civil…
-Tú eres gay, cariño, y Guardia Civil…
-Sí, pero nadie lo sabe… A eso voy. No puedo hacerlo
público… Si se enteraran…
-¿Es eso lo que te preocupa?
-Sí… No. Quiero decir… Cuando me casé…
-De eso hace ya mucho tiempo.
-Sí, hace mucho… Pero me casé por motivos equivocados,
egoístas… Y mi hijo… Mi mujer siempre lo supo, ¿sabes?
-¿El qué?
-Que nunca me sentí atraído por ella; por ninguna mujer, en
realidad. Era una buena muchacha, y fue una buena esposa. Pero las cosas no
podían salir bien…
-¿Por qué me cuentas todo esto?
-Por nada, ven aquí, quiero otro beso.