jueves, 27 de octubre de 2011

Los crímenes de Laura: Una foto esclarecedora


Los crímenes de Laura:
Una foto esclarecedora.

Nivel de violencia: Bajo

Aviso a navegantes: La serie “Los crímenes de Laura” contiene algunos fragmentos con mucha violencia explicita. Estos relatos conforman una historia muy oscura y puede resultar desagradable a los lectores. Por lo tanto, todos los relatos llevarán un aviso con el nivel de violencia que contienen:

-Nivel de violencia bajo: El relato no contiene más violencia de la que puede ser normal en un relato cualquiera.
-Nivel de violencia moderado: El relato es duro y puede ser desagradable para gente sensible.
-Nivel de violencia extremo: El relato contiene gran cantidad de violencia explicita, sólo apto para gente con buen estomago.



Laura se acercó a su mesa, y vio sobre ella una carpeta, que seguramente contenía el informe del agente al que había enviado a investigar a la empresa de mensajería. La abrió y leyó el escueto mensaje.

“La empresa de mensajería Planet Expres no existe: Debe ser una tapadera.”

Panda de inútiles, pensó. ¿Y para averiguar eso habían necesitado toda una mañana? De todas formas era algo que ya sospechaba desde el principio. Jamás había oído aquel nombre, y aunque seguramente no conocía todas las empresas de reparto de paquetes, cuadraba bastante. Ninguna empresa del sector hubiera entregado un envío semejante a casa de un juez, sobretodo de uno tan polémico como el juez Alonso, sin al menos comprobar su contenido a través de rayos, o, como mínimo, sin dar parte a la policía. De hecho, una entrega irregular como aquella, si la empresa hubiera existido, podría haberles acarreado bastantes problemas.

martes, 25 de octubre de 2011

Los crímenes de Laura: Un ejemplo para la comunidad.


Los crímenes de Laura: 
Un ejemplo para la comunidad.

 
Nivel de violencia: moderado.

Aviso a navegantes: La serie “Los crímenes de Laura” contiene algunos fragmentos con mucha violencia explicita. Estos relatos conforman una historia muy oscura y puede resultar desagradable a los lectores. Por lo tanto, todos los relatos llevarán un aviso con el nivel de violencia que contienen:

-Nivel de violencia bajo: El relato no contiene más violencia de la que puede ser normal en un relato cualquiera.
-Nivel de violencia moderado: El relato es duro y puede ser desagradable para gente sensible.
-Nivel de violencia extremo: El relato contiene gran cantidad de violencia explicita, sólo apto para gente con buen estomago.



El pequeño Hugo dormía plácidamente en su camita cuando su madre entró en la habitación primorosamente decorada. Él no pudo ver como la mujer abría las persianas, ni como apartaba las cortinas, pero si sintió el efecto de los rayos del sol calentando su cuerpo, y se removió en sueños.

-Mi pequeñín, despierta, ya es hora de levantarse –canturreó la joven madre mientras se tumbaba junto al niño-. Hace un día estupendo para que lo malgaste ahí tumbado.

-¿Dónde está papá? –preguntó Hugo mientras se desperezaba.

-Hoy no estará en casa, está muy ocupado- respondió la madre alegremente-. Se fue anoche después de… Da igual, hoy tenemos todo el día para nosotros.

El muchacho abrazó a su madre que se recostó junto a él, disfrutando de los arrumacos del pequeño. El joven Hugo se sentía feliz de poder pasar el sábado con ella sin ninguna interrupción. No era que no quisiera a su padre, si le quería, un niño debe querer a su padre, siempre le habían dicho eso, lo que nunca le habían especificado era si un padre debe querer a su hijo.

jueves, 20 de octubre de 2011

Los crímenes de Laura: Una maleta ensangrentada.

Los crímenes de Laura:
Una maleta ensangrentada.

Nivel de violencia: Bajo

Aviso a navegantes: La serie “Los crímenes de Laura” contiene algunos fragmentos con mucha violencia explicita. Estos relatos conforman una historia muy oscura y puede resultar desagradable a los lectores. Por lo tanto todos los relatos llevarán un aviso con el nivel de violencia:

-Nivel de violencia bajo: El relato no contiene más violencia de la que puede ser normal en un relato cualquiera.
-Nivel de violencia moderado: El relato es duro y puede ser desagradable para gente sensible.
-Nivel de violencia extremo: El relato contiene gran cantidad de violencia explicita, sólo apto para gente con buen estomago.



La detective Laura Lupo accionó el mando que abría a distancia su sedán camuflado y se sentó en el asiento mientras prendía un cigarrillo. Antes de poner en marcha el motor encendió la radio de onda corta que la mantenía comunicada con la central y solicitó la dirección a la que debía dirigirse. La respuesta no se hizo esperar y Laura arrancó el motor mientras activaba las señales lumínicas ocultas sobre el salpicadero del vehículo. Antes de apretar el acelerador, cogió un disco compacto y lo insertó en la ranura correspondiente.

“I can't use it anymore. It's getting dark, to dark to see”.

Laura aceleró el motor del vehículo mientras se alejaba de la comisaría a toda velocidad. Las señales luminosas acompañaban el ritmo de la melodía mientras se lanzaba a su frenética carrera por llegar cuanto antes a su destino. Ella sabía que todo aquel despliegue de autoridad no era necesario, ya no era tan temprano, y la hora punta había pasado, por lo que las calles no estaban demasiado concurridas, además, no importaba si llegaba un poco antes o un poco después, seguramente la zona ya estaba acordonada, y lo más probable fuera que los forenses estuvieran trabajando sobre el terreno. Pero a Laura, al igual que a muchas otras personas, le relajaba conducir, y sobre todo, le relajaba conducir a gran velocidad. Por suerte para ella, podía hacerlo.

viernes, 14 de octubre de 2011

Los crímenes de Laura: Un hombre malvado.


Los crímenes de Laura:
 Un hombre malvado.

Nivel de violencia: Extremo

Aviso a navegantes: La serie “Los crímenes de Laura” contiene algunos fragmentos con mucha violencia explicita. Estos relatos conforman una historia muy oscura y puede resultar desagradable a los lectores. Por lo tanto todos los relatos llevarán un aviso con el nivel de violencia:

-Nivel de violencia bajo: El relato no contiene más violencia de la que puede ser normal en un relato cualquiera.
-Nivel de violencia moderado: El relato es duro y puede ser desagradable para gente sensible.
-Nivel de violencia extremo: El relato contiene gran cantidad de violencia explicita, sólo apto para gente con buen estomago.



Bianca abrió los ojos y parpadeó varias veces hasta que sus ojos se acostumbraron a la poca luz penumbrosa que la deslumbraba. Le dolía la cabeza, tenía el cuerpo en una posición incomoda y notaba la boca pastosa. Intentó mover sus entumecidas extremidades y se sorprendió al descubrir que no estaba en su cama, si no sobre una superficie dura y fría. Pensó que se habría caído durante la noche y que debía estar sobre el suelo de su habitación. Pero eso no explicaba la desagradable sensación que sentía en todo el cuerpo. Recordó aquella noche, hacía muchos años, en las fiestas de su pueblo, en la que, habiendo una apuesta de por medio, había acabado con el contenido de una botella de tequila. Le vino a la mente la mañana siguiente a aquella hazaña. Pues en aquel momento se sentía de forma similar. Pero peor.

Intentó enfocar la mirada, pero no era capaz de identificar nada de lo que la rodeaba. Despacio, con cuidado, apoyándose con ambas manos, se incorporó para escrutar a su alrededor. Lo que vio la dejó momentáneamente noqueada. Desde luego, aquella no era su habitación. Entrecerrando los ojos para protegerse de la escasa luz que se filtraba por una pequeña trampilla y que le quemaba las retinas, fue capaz de deducir que se hallaba en un sótano polvoriento, con cajas apiladas entre sinfín de muebles viejos. También pudo ver que ella se encontraba sobre una mesa en una zona que parecía haber sido despejada por el método de amontonar todo lo que antes allí había en un rincón.

De pronto un ruido, un vuelco al corazón. Una puerta que chirría al abrirse, un pánico descontrolado que sube por la espalda. Unos pasos que bajan escaleras, una mujer aterrorizada que se tumba sobre la mesa, que cierra los ojos con fuerza, deseando, paradójicamente, despertar.

lunes, 10 de octubre de 2011

Los crímenes de Laura: Un día como otro cualquiera.

Los crímenes de Laura:
Un día como otro cualquiera.

Nivel de violencia: Bajo

Aviso a navegantes: La serie “Los crímenes de Laura” contiene algunos fragmentos con mucha violencia explicita. Estos relatos conforman una historia muy oscura y puede resultar desagradable a los lectores. Por lo tanto, todos los relatos llevarán un aviso con el nivel de violencia que contienen:

-Nivel de violencia bajo: El relato no contiene más violencia de la que puede ser normal en un relato cualquiera.
-Nivel de violencia moderado: El relato es duro y puede ser desagradable para gente sensible.
-Nivel de violencia extremo: El relato contiene gran cantidad de violencia explicita, sólo apto para gente con buen estomago.



La detective Laura Lupo abrió los ojos y se preguntó donde estaba. No era su cama, de eso estaba segura. Levantó ligeramente la cabeza para inspeccionar a su alrededor pero se vio obligada a dejarla caer sobre la almohada, por las punzadas de dolor que el movimiento repentino le había causado. Ahora ya, prevenida, Laura intentó incorporarse con más calma, despacio, permitiendo que su dolorida cabeza se acostumbrara al cambio de posición.

Primero observó al hombre que enredado entre las sabanas le daba la espalda, aún dormido. No recordaba su nombre, ni siquiera recordaba su aspecto, pero sí recordaba que era bastante aceptable en la cama. Contempló durante unos segundos el culo de su amante, y se dijo a sí misma que por muy borracha que se pusiera, seguía teniendo buen gusto. Hizo un esfuerzo por intentar recordar, pero tan sólo consiguió entrever una noche cualquiera, una noche de bar en bar, de copa en copa, intentando olvidar, intentando encontrar consuelo.


viernes, 7 de octubre de 2011

Isabela Capitulo 8: Crónica de una muerte anunciada

Aviso: Este último relato que cierra la serie Isabela es el más oscuro y duro de toda la saga, con bastante agresividad y violencia. Avisados quedáis. A partir de aquí, el que decida continuar, que sea bajo su propio riesgo.



Isabela cruzó a grandes zancadas la verja ornamental y atravesó sin detenerse, casi de forma altiva, orgullosa, el florido jardín que daba la bienvenida, por lo general, a tristes visitantes. Cualquiera que se hubiera detenido a observarla, habría supuesto que se trataba de una viuda en duelo que iba a visitar a un esposo recientemente fallecido. Sus negros ropajes, ceñidos pero sobrios, la pamela negra y el ramo de flores, así la delataban.

Pero el observador anónimo que hubiera podido pensar tal cosa se equivocaba. Isabela sí vestía duelo, y aunque lloraba la perdida de un esposo querido, no lloraba su muerte. Él vivía, pero vivía lejos de ella.

Isabela recorrió las hileras de tumbas hasta detenerse frente al lugar de descanso que buscaba. El ramo que acarreaba la mujer se estrelló con furia contra la losa de mármol y las flores se desperdigaron por el suelo.

-Maldito hijo de puta –gritó la mujer a nadie en particular-. Eres un maldito hijo de puta, tenía que decírtelo. Lo jodiste, lo jodiste todo.

Isabela se derrumbó sobre el frío suelo y rompió a llorar mientras maldecía.

-Podíamos haber sido felices, pondríamos haber vivido una vida plena. Podrías haberte olvidado de mí. Tú también podrías haber sido feliz sin nosotros.

Las lágrimas de la mujer anegaban sus ojos y caían por sus mejillas formando ríos de amargura.

-Ahora lo hemos perdido todo, los tres. Y Guillermo será el que pague por nuestros errores. Por tu mala fe, por mi ingenuidad.


lunes, 3 de octubre de 2011

Isabela Capitulo 7: La Grande Dame Rosé.

El lujoso vehículo se detuvo junto a la pareja que, sin dudarlo, se montó en él, abandonando temporalmente sus obscenos quehaceres. Había llegado un punto en el que la mezcla de alcohol, droga y excitación les permitía traspasar las barreras de la decencia y entregarse el uno al otro de una forma casi animal.

El chofer, que podía observarlos a través del bajado cristal de la mampara que separaba la cabina del resto del coche, contempló como la pareja subía a la parte trasera de la limusina. Ella, sin nada que le cubriera su parte superior, se recostó en el largo asiento de cuero, mientras él, visiblemente turbado, se subía sobre la mujer y besaba su cuello pasionalmente. El conductor de limusinas era un hombre experimentado, llevaba muchos años conduciendo grandes y lujosos vehículos en muy variadas ocasiones y para públicos muy dispares. Pero no era la primera vez, ni sería la última, que trasladaba a un hombre adinerado que compartía velada con alguna furcia. Así que no se asombró más allá de lo que cualquier taxista se hubiera sorprendido al recoger a una pareja de adolescentes borrachos una noche de sábado. 

-¿Adónde vamos, señor?

-Donde quiera, demos un paseo por ahí -respondió Guillermo sin apartar los labios del cuello de su esposa.