sábado, 15 de septiembre de 2012

Los crímenes de Laura: Una vida llena de rencor.


Los crímenes de Laura:
Una vida llena de rencor.

Nivel de violencia: Moderado

Aviso a navegantes: La serie “Los crímenes de Laura” contiene algunos fragmentos con mucha violencia explicita. Estos relatos conforman una historia muy oscura y puede resultar desagradable a los lectores. Por lo tanto, todos los relatos llevarán un aviso con el nivel de violencia que contienen:
                   
-Nivel de violencia bajo: El relato no contiene más violencia de la que puede ser normal en un relato cualquiera.
-Nivel de violencia moderado: El relato es duro y puede ser desagradable para gente sensible.
-Nivel de violencia extremo: El relato contiene gran cantidad de violencia explicita, sólo apto para gente con buen estomago.

Tatianna Tijonov era consciente de que no le habían ido tan mal las cosas, de hecho, sabía que podía haber sido mucho peor. Había conseguido huir de entre las ruinas de lo que una vez fue la gran madre patria, dejando tras de sí la desolación de un régimen que agonizaba, para adentrarse en un nuevo mundo lleno de posibilidades, donde no había más límites que los que una misma estuviera dispuesta a marcarse. Realmente no era tan bonito como se lo habían pintado, y atravesar las fronteras soviéticas no había sido sencillo, pero una vez lo consiguió, el resto del camino ya no fue tan duro.

Ante ella se abrió un mundo de capital y posibilidades, que comparado con lo que tenía hasta aquel momento, era una gran mejoría. La base no había cambiado demasiado, en Ucrania había necesitado de sus habilidades sexuales para complementar su exiguo patrimonio, una noche con algún miembro de la policía proporcionaba cierta seguridad, chupándosela al encargado de aprovisionar la aldea conseguía algo más de arroz o leche, y con un poco de suerte, si encontraba algún extranjero dispuesto a pasar un buen rato, podía conseguir unos cuantos dólares para el futuro, pero desgraciadamente esta última opción no solía presentarse con frecuencia.

Y cuando ese futuro llegó, la cosa había sido más o menos igual, seguía follando, chupando y calentando, pero ahora la recompensa era bastante más interesante. Vivió durante varios años en la Republica Federal Alemana, y poco antes de la caída del muro se trasladó a Ámsterdam. Tras un par de años escasos ejerciendo de prostituta en tierras holandesas, conoció a un hombre de negocios que le ofreció viajar a España para continuar con su buen hacer. No se lo pensó, una joven de más allá del telón de acero, de las frías tierras ucranianas, en España, donde siempre hacía calor, donde el sol, la playa y la fiesta eran de leyenda, era una oferta que no podía rechazar.

Los crímenes de Laura: Un país maravilloso.


Los crímenes de Laura:
 Un país maravilloso.

Nivel de violencia: Bajo

Aviso a navegantes: La serie “Los crímenes de Laura” contiene algunos fragmentos con mucha violencia explicita. Estos relatos conforman una historia muy oscura y puede resultar desagradable a los lectores. Por lo tanto, todos los relatos llevarán un aviso con el nivel de violencia que contienen:
                   
-Nivel de violencia bajo: El relato no contiene más violencia de la que puede ser normal en un relato cualquiera.
-Nivel de violencia moderado: El relato es duro y puede ser desagradable para gente sensible.
-Nivel de violencia extremo: El relato contiene gran cantidad de violencia explicita, sólo apto para gente con buen estómago.



Laura acompañaba a su sombra por la avenida, sus pasos se perdían entre tanta gente, buscaba una puerta, una salida. De pronto se paró, alguien la observaba, levantó la vista y se encontró con ella. De pie, a tan sólo unos metros de distancia, entre la multitud, la mujer de ojos verdes y melena pelirroja clavo su vista en Laura. Pero casi al instante pareció perder todo su interés en la detective, y tras sacar con extremo cuidado un reloj de bolsillo labrado en fina plata de algún recoveco de su chaleco, lo consultó angustiada.

-Llego tarde –murmuró mientras volvía a guardar el ornamentado reloj apresuradamente y echaba a correr.

El timbre de un teléfono antiguo la hizo olvidar por un momento a la mujer que se escabullía entre los transeúntes y obligó a la detective a darse la vuelta. Frente a ella, como salida de la nada, una cabina telefónica de roja estructura londinense la invitaba a entrar.

viernes, 20 de abril de 2012

Nuestra historia.


Hay algo que quiero contarte, y hasta ahora no he encontrado el momento. Pero creo que debes saberlo, por eso te he escrito esta confesión, porque quiero contarte un secreto. Me apetece recordarte nuestra historia, nuestro primer encuentro, deseo volver a sentir lo que una vez hubo entre tú y yo, y necesito que tú también puedas sentirlo, que puedas saber lo que fue para mí, que puedas saber lo que sentí por ti. Pero para eso debo antes pedirte un favor. Un favor que creo no podrás negarme a estas alturas.

Quiero que respires profundamente y cierres los ojos, así, muy bien… Cierra los ojos e imagíname como era entonces. ¿Quién soy? Soy quién tú quieras que sea. ¿Cómo soy? Soy como tú quieras imaginarme. Porque ahora ya, esta historia es sólo tuya y mía, y de nadie más. Te lo cuento siendo quien tú más desees, porque esto está escrito para ti, y sólo para ti. Compartamos esta historia entre los dos.

¿Qué si puedo ser esa jovencita que una vez conociste y por quien bebías los vientos? Por supuesto que sí. ¿O tal vez prefieres ver en mí a aquel chico que se sentaba tras de ti en la facultad y con quien nunca te atreviste a hablar? Si lo deseas puedo ser tu vecina, o tu mejor amigo, tu amor platónico o la persona con la que compartes cama noche tras noche. Solo cierra los ojos e imagina…. Imagina aquel día tan nítidamente como seas capaz, tan nítidamente como yo lo recuerdo, imagíname a mí, recuérdame a mí.

lunes, 2 de abril de 2012

Los crímenes de Laura: Un muchacho muy apuesto.

Los crímenes de Laura:
Un muchacho muy apuesto.

Nivel de violencia: Extremo

Aviso a navegantes: La serie “Los crímenes de Laura” contiene algunos fragmentos con mucha violencia explicita. Estos relatos conforman una historia muy oscura y puede resultar desagradable a los lectores. Por lo tanto, todos los relatos llevarán un aviso con el nivel de violencia que contienen:
                   
-Nivel de violencia bajo: El relato no contiene más violencia de la que puede ser normal en un relato cualquiera.
-Nivel de violencia moderado: El relato es duro y puede ser desagradable para gente sensible.
-Nivel de violencia extremo: El relato contiene gran cantidad de violencia explicita, sólo apto para gente con buen estómago.



Casi cuatro años habían pasado desde la desaparición del doctor Juan José Juárez. Al principio se formaron partidas de búsqueda, en las que don Ignacio Idalgo participó junto al resto de los vecinos de la comarca. Pero la madre del pequeño Hugo sabía que todo había sido cosa de él. Nunca pudo probar nada, y su marido tampoco se lo confesó. Además, no podía preguntarle directamente, porque aquello habrías sido como admitir que mantenían una relación licenciosa con él, y estaba segura de que su Ignacio no quería decirle cual había sido el destino de su amigo, pero no para protegerla, no, el único motivo para no decirle nada era mantenerla siempre en tensión. Él quería que ella supiera que lo sabía, él quería que ella supiera que la desaparición de su amante había sido cosa suya, y sobre todo, quería que ella le temiera.

Y así había sido durante los tres últimos años. El nivel de terror que don Ignacio había conseguido infundir en el corazón de su joven esposa era tan absoluto, que ya nunca sonreía, solo lloraba. En más de una ocasión pensó en quitarse la vida, pero ni para eso le quedaba ya valor. Cada vez que su marido volvía furioso a casa, ella esperaba ansiosa que la inmisericorde paliza fuera tan brutal, que acabara con su vida para siempre, deseaba morir, pero ni siquiera le quedaban fuerzas para conseguirlo. Y su esposo nunca la mataba, en más de una ocasión la había dejado al mismo borde de la parca, moribunda, anhelando el golpe de gracia, pero este no llegaba, para don Ignacio Idalgo era mucho más placentero así.

Lo único por lo que le merecía la pena seguir viviendo, a lo que se aferraba cuando todo se tornaba oscuro, la pequeña luz al final del túnel, era su hijo, Hugo. El pequeño se había convertido en un muchacho muy apuesto, inteligente y habilidoso. Entre él y su padre se había acabado creando una relación bastante intensa. Ella sospechaba que en principio, el niño había empezado a arrimarse a su padre para evitar las continuas palizas, y la verdad es que lo había conseguido. Ahora los golpes de su marido se centraban solo en ella, y eso era preferible a que golpeara a Hugo.

viernes, 30 de marzo de 2012

Los crímenes de Laura: Un anciano senil.

Los crímenes de Laura:
Un anciano senil.

Nivel de violencia: Bajo

Aviso a navegantes: La serie “Los crímenes de Laura” contiene algunos fragmentos con mucha violencia explicita. Estos relatos conforman una historia muy oscura y puede resultar desagradable a los lectores. Por lo tanto, todos los relatos llevarán un aviso con el nivel de violencia que contienen:
                   
-Nivel de violencia bajo: El relato no contiene más violencia de la que puede ser normal en un relato cualquiera.
-Nivel de violencia moderado: El relato es duro y puede ser desagradable para gente sensible.
-Nivel de violencia extremo: El relato contiene gran cantidad de violencia explicita, sólo apto para gente con buen estómago.



Laura colgó el teléfono y miró a su alrededor, intentando esclarecer los últimos acontecimientos de la noche anterior. Recordaba la cena con Karen, las copas, los bailes, y después… Joder, que experiencia, nunca había compartido un tío con otra mujer, pero debía reconocer que no había estado nada mal. Miró alrededor y pudo comprobar que tanto su amiga como el ligue de ambas seguían placidamente dormidos. Dudó durante unos instantes si debía despertar a la forense o dejarla allí, al final pensó que la mejor opción era no abandonarla.  Rodeó la cama y zarandeó con suavidad a la chica que dormía resacosa. Karen entreabrió los ojos asustada, pero sonrió al reconocer el rostro de su amiga.

-¿Qué hora es? –Preguntó con la mirada vidriosa.

-Es hora de irnos –susurró Laura posando un dedo sobre los labios de la otra mujer para evitar que siguiera hablando-. Levántate y vístete, pero hazlo en silencio, mejor que nuestro amigo no se despierte.