Hay algo que quiero contarte, y
hasta ahora no he encontrado el momento. Pero creo que debes saberlo, por eso
te he escrito esta confesión, porque quiero contarte un secreto. Me apetece
recordarte nuestra historia, nuestro primer encuentro, deseo volver a sentir lo
que una vez hubo entre tú y yo, y necesito que tú también puedas sentirlo, que
puedas saber lo que fue para mí, que puedas saber lo que sentí por ti. Pero
para eso debo antes pedirte un favor. Un favor que creo no podrás negarme a
estas alturas.
Quiero que respires profundamente
y cierres los ojos, así, muy bien… Cierra los ojos e imagíname como era
entonces. ¿Quién soy? Soy quién tú quieras que sea. ¿Cómo soy? Soy como tú
quieras imaginarme. Porque ahora ya, esta historia es sólo tuya y mía, y de
nadie más. Te lo cuento siendo quien tú más desees, porque esto está escrito
para ti, y sólo para ti. Compartamos esta historia entre los dos.
¿Qué si puedo ser esa jovencita
que una vez conociste y por quien bebías los vientos? Por supuesto que sí. ¿O
tal vez prefieres ver en mí a aquel chico que se sentaba tras de ti en la
facultad y con quien nunca te atreviste a hablar? Si lo deseas puedo ser tu
vecina, o tu mejor amigo, tu amor platónico o la persona con la que compartes
cama noche tras noche. Solo cierra los ojos e imagina…. Imagina aquel día tan
nítidamente como seas capaz, tan nítidamente como yo lo recuerdo, imagíname a
mí, recuérdame a mí.