Los crímenes de Laura:
Una vida llena de rencor.
Nivel de violencia:
Moderado
Aviso a navegantes: La
serie “Los crímenes de Laura” contiene algunos fragmentos con mucha violencia
explicita. Estos relatos conforman una historia muy oscura y puede resultar
desagradable a los lectores. Por lo tanto, todos los relatos llevarán un aviso
con el nivel de violencia que contienen:
-Nivel de violencia
bajo: El relato no contiene más violencia de la que puede ser normal en un
relato cualquiera.
-Nivel de violencia
moderado: El relato es duro y puede ser desagradable para gente sensible.
-Nivel de violencia
extremo: El relato contiene gran cantidad de violencia explicita, sólo apto
para gente con buen estomago.
Tatianna Tijonov era consciente de que no le habían ido tan
mal las cosas, de hecho, sabía que podía haber sido mucho peor. Había
conseguido huir de entre las ruinas de lo que una vez fue la gran madre patria,
dejando tras de sí la desolación de un régimen que agonizaba, para adentrarse
en un nuevo mundo lleno de posibilidades, donde no había más límites que los
que una misma estuviera dispuesta a marcarse. Realmente no era tan bonito como
se lo habían pintado, y atravesar las fronteras soviéticas no había sido
sencillo, pero una vez lo consiguió, el resto del camino ya no fue tan duro.
Ante ella se abrió un mundo de capital y posibilidades, que
comparado con lo que tenía hasta aquel momento, era una gran mejoría. La base
no había cambiado demasiado, en Ucrania había necesitado de sus habilidades
sexuales para complementar su exiguo patrimonio, una noche con algún miembro de
la policía proporcionaba cierta seguridad, chupándosela al encargado de
aprovisionar la aldea conseguía algo más de arroz o leche, y con un poco de
suerte, si encontraba algún extranjero dispuesto a pasar un buen rato, podía
conseguir unos cuantos dólares para el futuro, pero desgraciadamente esta
última opción no solía presentarse con frecuencia.
Y cuando ese futuro llegó, la cosa había sido más o menos
igual, seguía follando, chupando y calentando, pero ahora la recompensa era
bastante más interesante. Vivió durante varios años en la Republica Federal
Alemana, y poco antes de la caída del muro se trasladó a Ámsterdam. Tras un par
de años escasos ejerciendo de prostituta en tierras holandesas, conoció a un
hombre de negocios que le ofreció viajar a España para continuar con su buen
hacer. No se lo pensó, una joven de más allá del telón de acero, de las frías
tierras ucranianas, en España, donde siempre hacía calor, donde el sol, la
playa y la fiesta eran de leyenda, era una oferta que no podía rechazar.